Todos los pronósticos indican que el turismo en los países se reactivará con su propio mercado nacional y debe ganar confianza con la comunicación
Por Lina Rincón, Colombia
Después de varios meses del cierre de fronteras por parte de algunos países y de cuarentenas obligatorias en muchos de ellos, el turismo ha sido el renglón de la economía más golpeado a causa de la crisis sanitaria que generó la pandemia. Debido a esto se han perdido cerca de 150 millones de empleos en el mundo de acuerdo con las declaraciones de voceros del Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC), igualmente lo primero que se reactivará, será el turismo nacional, seguido vendrán los viajes internacionales por periodos muy cortos.
Así mismo, viendo las cifras y los datos aportados por la Organización Mundial de Turismo (OMT), los viajes internacionales han tenido una caída abrupta en el periodo comprendido entre enero y junio del presente año con una perdida de 440 millones de llegadas internacionales y una caída en ingresos de exportación procedentes del turismo internacional de 460.000 millones de dólares.
Hoy ya se han empezado a abrir tímidamente algunos corredores turísticos en varios países, alentando las esperanzas de los diferentes actores del sector como aerolíneas, hoteles, restaurantes, parques de diversión, museos y playas entre muchos otros. Pero aún prima el temor y la desconfianza por parte de los viajeros, ya que temen que no se cumplan con los protocolos de bioseguridad. En las últimas semanas se han reactivado los vuelos locales y unos pocos internacionales con protocolos Covid, pruebas PCR, certificados de viajes, pero uno que debe ser fundamental es, la corresponsabilidad ciudadana, sin ella es mucho más complicada esa apertura gradual tan esperada en el turismo.
Por primera vez en la historia reciente, la industria de viajes está aprendiendo cómo empezar de nuevo después de meses de movimiento restringido e inestabilidad económica a escala global.
Parece que, por ahora, los viajes ya no son una industria en auge de consumidores y los viajes sin fin que somos capaz de dar por garantía. Informe de Changing Traveller Report de SiteMinder, que reunió los planes, comportamientos y perspectivas de más de 5.000 viajeros en Australia, Francia, Alemania, Italia, México, España, Tailandia, Reino Unido y EE. UU. en julio: revelaron que la pandemia de COVID-19 había afectado negativamente a situación financiera de más de tres de cada cuatro viajeros, ya sea «mucho» o «algo». Sin embargo, más de 85 por ciento también dice que es probable que haga su próximo viaje nacional antes de que termine el año 2021.
Viajar se ha convertido de nuevo en un privilegio para los buscadores conscientes de lo extraordinario, con más propósito y momentos más íntimos en el tiempo. Se ha reducido a los derechos humanos básicos y los deseos de moverse, explorar y cuestionar, incluso bajo restricciones geográficas, logísticas o financieras. Es algo para nuestro banco de recuerdo más profundo.
Comprender el turismo interno es una oportunidad, en investigaciones aportadas por la OMT, solo en 2018 se realizaron 9.000 millones de viajes de turismo interno en todo el mundo, lo que equivale a 6 veces más que el número de llegadas de turistas internacionales (1.400 millones en 2018). Esto es una gran oportunidad de crecimiento a nivel global, pero especialmente para América Latina y el Caribe, en donde la caída del sector podría llevar a una disminución del crecimiento del PIB de 8 y 1 punto porcentuales, mientras que en el empleo puede disminuir 9 puntos porcentuales en el Caribe y 2 puntos porcentuales en América Latina, según cifras reportadas por la CEPAL. Indicando que todos los esfuerzos y políticas en materia de turismo se deben orientar en fomentar la diversificación y la sostenibilidad ambiental y social.
Para América Latina y El Caribe, esta situación la debe llevar a movilizar todos sus esfuerzos en el turismo sostenible y en el turismo alternativo, aprovechando los amplios recursos naturales y de vida silvestre con los que cuenta y los que serán claves para la recuperación de la región. Por lo anterior, los diferentes eslabones del sector deben reconocer que esta emergencia está dejando una gran enseñanza y oportunidad de aprendizaje para empezar a trabajar en equipo y en sinergia con cada uno de los actores públicos y privados, ejerciendo políticas y acciones coordinadas y responsables en el futuro del turismo y en materia de cambio climático e igualmente, y no menos importante, en los nuevos comportamientos de los viajeros.
Llegó el momento para la región de reconocer sus culturas y costumbres, que han sido tan olvidadas y poco valoradas, es el momento de repensar las estrategias y de crear movimientos por lo nacional. Si se piensa más allá de lo que ha sido la pandemia, es una gran oportunidad para reconocer el entorno y tener la posibilidad de crecer unidos en cada uno de los países y principalmente en la región.
Uno de los grandes detonantes para estimular los viajes internos son las campañas de comunicaciones positivas, que inviten a los turistas a vivir lo local y a redescubrir lo que por tiempo dejaron atrás. En tiempos de resiliencia, todos los esfuerzos se deben enfocar en estímulos positivos de la mano de la seguridad y la salud. Según los expertos en neuroturismo, éste puede ser aplicado y utilizado para satisfacer y generar en las personas el deseo de volver a visitar un mismo destino y sus atractivos turísticos, facilitando los procesos de tipo emocional que quedan almacenados en la memoria.
De la mano de una buena comunicación y estrategias de relaciones públicas, se pueden lograr los objetivos del posicionamiento de los destinos, gracias a expertos que trabajarán con las organizaciones para generar contenido de interés referente al turismo interno y motivar a redescubrir a los turistas su propio país.
Ahora es el tiempo de ser verdaderamente auténticos y nacionalistas, de ponerse la camiseta por Argentina, Perú, Brasil, Ecuador, Chile, Colombia, Panamá, Costa Rica, México y todos los países de la región, representando y promoviendo lo mejor de ellos. Es hora de recuperar los meses perdidos y en este punto es donde todos los latinoamericanos deben encontrar el foco y ser como el ave fénix, levantarse de las cenizas en muchos casos, y en otros replantear el modelo del negocio, ya que todo está dado para ganar.