Después de 29 conferencias sobre el clima, Brasil quiere que el encuentro en Belém marque el inicio de una nueva etapa de ejecución del Acuerdo de París. Nexo trató del tema con tres observadoras de las negociaciones.
Autora: Mariana Vick
Traducción: Leandro Manera Miranda/Verso Tradutores
La COP30 entra en su segunda semana de negociaciones este lunes (17), con la expectativa de la llegada de cerca de 160 ministros de Estado a Belém. Los políticos llegan para asumir el mando de sus delegaciones y liderar las conversaciones entre los países, con el objetivo de alcanzar un acuerdo al final del encuentro, previsto para el viernes (21).
La palabra clave de la COP30 es implementación. El presidente de la Conferencia, André Corrêa do Lago, afirma que, después de 29 ediciones de las cumbres del clima, el encuentro en Belém debe marcar el momento en que las medidas acordadas en las últimas décadas se pongan en marcha, en respuesta a los efectos cada vez más severos del cambio climático.
“La COP30 puede marcar el momento en que la humanidad vuelva a empezar, restableciendo nuestra alianza con el planeta y entre generaciones”, dijo André Corrêa do Lago, presidente de la COP30, en una carta publicada el 9 de noviembre, en la víspera del inicio de la conferencia.
Pero ¿qué significa ser la COP de la implementación? En este reportaje, Nexo intenta responder a esa pregunta, explicando qué busca implementarse en la COP30, por qué el tema ha cobrado tanta relevancia en este momento y qué debe concretarse en Belém para que la conferencia cumpla su promesa. También muestra cuáles son los desafíos para alcanzar ese objetivo.
¿Qué se quiere implementar en la COP30?
El Acuerdo de París está en el centro de las negociaciones de la COP30. Firmado en la COP21 por 195 países, el tratado internacional cumplirá 10 años en 2025 con la meta de limitar el calentamiento global a un nivel “muy por debajo” de 2 ºC respecto de los niveles preindustriales, haciendo esfuerzos para limitarlo, idealmente, a 1,5 ºC.
El Acuerdo es un tratado jurídicamente vinculante; es decir, tiene fuerza legal para los países que lo ratificaron. La implementación de sus reglas depende de transformaciones económicas y sociales que lleven a las naciones a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero y a adaptarse a los efectos de la crisis climática, según la Convención del Clima de la ONU.
Esa implementación no es inmediata. Cuando fue firmado, en 2015, el Acuerdo de París estableció una serie de medidas que aún necesitaban tener sus reglas definidas —es decir, requerían una especie de reglamentación. Las COP posteriores a la COP21, por lo tanto, tuvieron que negociar el Libro de Reglas que haría posible su implementación.
Este proceso está prácticamente concluido en la COP30. Con casi todo el Libro de Reglas finalizado, los países pasan ahora a discutir cómo poner en práctica el Acuerdo de París. Es en este contexto que André Corrêa do Lago y otras autoridades brasileñas sostienen que la COP30 debe ser la COP de la implementación.
“La COP30 será la COP de la Verdad. O decidimos cambiar por elección, juntos, o seremos obligados a cambiar por la tragedia”, dijo André Corrêa do Lago, en una carta publicada el 9 de noviembre.
“En lo que dependa de Brasil, Belém será el lugar donde renovaremos nuestro compromiso con el Acuerdo de París. Esto significa no solo implementar lo que ya fue acordado, sino también adoptar medidas adicionales capaces de cerrar la brecha entre la retórica y la realidad”, afirmó Luiz Inácio Lula da Silva, presidente de Brasil, en un discurso en la Cumbre de Líderes el 7 de noviembre.
“Esta COP tiene que ser la COP de la implementación. Pasamos 33 años [desde la creación de la Convención del Clima, en 1992] discutiendo, creando reglas, estructurando procesos. Ahora ya no hay cómo escapar”, dijo Marina Silva, ministra del Medio Ambiente y Cambio Climático, en un discurso en febrero.
Qué dice el Acuerdo de París sobre la implementación
El Acuerdo de París es un tratado internacional firmado por los países que forman parte de la Convención del Clima de la ONU. La Convención, sin embargo, no es responsable de su implementación a nivel global. Corresponde a los países, en el ámbito nacional (gobiernos federales) y subnacional (estados y municipios), crear las políticas que harán que el texto se ponga en marcha.
El acuerdo cuenta con instrumentos para acompañar y facilitar este proceso:
➔ las NDC, o Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional
➔ el GST, o Balance Global (Global Stocktake, en inglés)
➔ órganos técnicos, como el SBI, u Órgano Subsidiario de Implementación
➔ los BTR, o informes bienales de transparencia
Las NDC son planes de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y de adaptación al cambio climático que los países presentan voluntariamente como parte de su adhesión al Acuerdo de París. Sus metas deben revisarse cada cinco años y, aunque son voluntarias, no pueden retroceder; es decir, en cada revisión deben ser más ambiciosas que las NDC anteriores.
El GST, por su parte, es un balance que los países realizan en determinadas COP para evaluar el progreso de la implementación del Acuerdo de París y de sus metas de largo plazo. El primer Balance Global se llevó a cabo en 2023, en la COP28, en Dubái, y el próximo debe realizarse en la COP33, en 2028. El GST considera varios aspectos de la acción climática:
➔ mitigación (reducción de emisiones de gases de efecto invernadero)
➔ adaptación (preparación para los efectos del cambio climático)
➔ financiamiento para la acción climática
➔ capacitación de los países para la acción climática
➔ transferencia de tecnología para la acción climática
El SBI, por su parte, es un órgano técnico de la Convención del Clima que ayuda a los países a implementar las medidas necesarias para enfrentar el cambio climático, mientras que los BTR son informes que deben presentar cada dos años sobre sus avances en relación con sus políticas, necesidades y puntos de mejora.
El Acuerdo de París no va más allá de estos instrumentos. “Hay orientaciones, pero la estructura [del tratado] no desarrolló mecanismos para coordinar la implementación. Muchos países, en realidad, son resistentes a esos mecanismos, porque sienten que pueden interferir en su soberanía”, dijo a Nexo Camila Jardim, especialista en política internacional de Greenpeace Brasil.
Qué debe entregar la COP30 en este contexto
Para las observadoras de las negociaciones consultadas por Nexo, la COP30 debe cumplir algunos objetivos para ser considerada la COP de la implementación. Cintya Feitosa, líder especialista sénior en estrategias internacionales del Instituto Clima y Sociedad, afirmó, por ejemplo, que el encuentro necesita entregar el camino para la operacionalización del GST de 2023.
Dos metas importantes acordadas en el Balance Global de Dubái —y para las cuales la sociedad civil exige que la COP30 entregue una “hoja de ruta”— son la transición energética “para alejarse” de los combustibles fósiles y el fin de la deforestación para 2030. Los países se comprometieron a cumplir estos objetivos en la COP28, pero no definieron cómo hacerlo.
La COP30 también debe definir cómo se implementarán las NDC de los países, considerando la actual brecha entre lo que se promete en las metas nacionales y lo que realmente ocurre, según Jardim. “Hay un abismo entre incluir algo en la NDC e implementarlo”, afirmó. También existe una brecha entre lo que se promete en las NDC y lo que la ciencia dice que es necesario para limitar el calentamiento global a 1,5 ºC.
De 2,3ºC a 2,5ºC es el nivel de calentamiento que el mundo registraría en 2100 si las NDC presentadas hasta 2024 se cumplieran estrictamente —lo que ni siquiera está ocurriendo—, según el informe Emissions Gap Report, de la ONU.
Otro punto importante es garantizar los llamados medios de implementación —que incluyen financiamiento, capacitación y transferencia de tecnología— para los países en desarrollo. En noviembre, las presidencias de la COP29 y la COP30 publicaron el llamado Hoja de Ruta Bakú–Belém, un informe que indica medidas para elevar el financiamiento climático a 1,3 billones de dólares por año, pero aún no se sabe cómo esta propuesta podría incorporarse a las negociaciones.
US$ 300.000 millones fue el acuerdo de financiamiento climático anual adoptado en la COP29, en Bakú; el resultado fue frustrante para los países en desarrollo, que sostienen que la necesidad real es de 1,3 billones de dólares por año.
La COP30 también tiene la obligación específica de establecer la lista de indicadores que se utilizará para medir el progreso de la adaptación climática en los países. Las negociaciones sobre el tema comenzaron en la COP28, en Dubái, y una lista de 100 indicadores está siendo discutida en Belém. Las conversaciones enfrentaron estancamientos durante la primera semana.
Cuáles son los desafíos para alcanzar el objetivo
La COP30 enfrenta desafíos para cumplir estos objetivos. Feitosa afirmó que uno de ellos es el contexto geopolítico. “A causa de las guerras y de la asignación de recursos a otras áreas, el espacio fiscal de los países se ha reducido en relación con la agenda climática”, dijo sobre el financiamiento.
Para ella, la presión por urgencia en la COP30 también dificulta la toma de decisiones. “La emergencia climática es justamente eso: una emergencia. Necesitamos realizar una transición energética de forma muy acelerada, pero, al mismo tiempo, esa transición debe ser justa. Tenemos que garantizar salvaguardas sociales y ambientales para las poblaciones”, afirmó.
Después de la primera semana de negociaciones, los países publicaron las primeras propuestas de textos —que pueden fundamentar un nuevo acuerdo al final de la COP30— en temas como adaptación, transición justa y la implementación del Balance Global de 2023, según un informe de Greenpeace Brasil. El resultado de las conversaciones, sin embargo, sigue siendo incierto.
Otro desafío de la COP30 es la comunicación, según Christiana Figueres, diplomática costarricense que fue secretaria ejecutiva de la Convención del Clima y una de las articuladoras del Acuerdo de París. En una entrevista a periodistas en la Casa del Periodismo Socioambiental —una iniciativa de la cual Nexo forma parte—, en Belém, señaló que la COP30 no tiene una única gran decisión que tomar, lo que hace más difícil evaluar si el encuentro cumplió su objetivo.
“Esta COP es mucho más difícil de comunicar. Porque, en el ámbito multilateral, en la zona azul, no existe un acuerdo legal amplio que alguien haya venido a negociar. Todos están aquí para analizar muchos detalles importantes que contribuirán a poner en marcha esta implementación”, dijo Christiana Figueres, diplomática costarricense y exsecretaria ejecutiva de la Convención del Clima de la ONU, en una entrevista a periodistas el martes (11).
Otros caminos para la implementación
Paula Caballero, directora para América Latina de la organización The Nature Conservancy —quien estuvo en la COP1, en 1995—, dijo a Nexo que los esfuerzos de implementación del Acuerdo de París no necesitan limitarse a las negociaciones entre los países. Para ella, una de las iniciativas interesantes de la COP30 es la llamada agenda de acción, que incentiva la adopción de compromisos voluntarios por parte de empresas, ciudades y de la sociedad civil.
“A lo largo de los años, hemos sido testigos de una transformación de las COP. Existe un espacio cada vez más dinámico fuera de las negociaciones. En otras palabras, hay una participación activa creciente de la sociedad civil, del sector privado y del sector financiero en las conferencias, algo que no se veía al inicio”, afirmó.
“Como sociedad, como economías, estamos comprendiendo cada vez más que la acción climática no es solo una cuestión ambiental o marginal, sino un asunto de gran importancia económica y social”, dijo Paula Caballero, directora para América Latina de la organización The Nature Conservancy, en una entrevista a Nexo.
Feitosa también ve con buenos ojos la agenda de acción. “La implementación no depende únicamente de los gobiernos. Este espacio [de la agenda de acción] no necesariamente conduce a la implementación, pero posibilita conversaciones. Es una oportunidad única para reunir al tomador de decisiones con quienes están implementando esa decisión en el territorio”, afirmó.
Jardim, por el contrario, discrepa. “La agenda de acción no es lo mismo que un texto negociado. Si no hay un texto negociado, no tenemos ninguna seguridad. En cambio, cuando tenemos un texto negociado, se convierte en derecho internacional: algo concreto, que podemos monitorear”, señaló.
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Este reportaje fue producido por Nexo, como parte de la Cobertura Colaborativa Socioambiental de la COP 30. Lea el original en: https://www.nexojornal.com.br/expresso/2025/11/16/cop30-cop-da-implementacao-como-colocar-acordo-em-pratica















