Mesa organizada por el Instituto Alana reunió a madres, jóvenes y activistas que transforman el afecto en acción frente a la crisis climática.
Texto de Samantha Mendes. Edición de Carla Fischer.
Traducción Leandro Manera Miranda/Verso Tradutores
Ellas llegaron a la COP30 con más que discursos: presentaron experiencias concretas sobre cómo la crisis climática ya afecta la vida cotidiana de niñas, niños y madres en distintas regiones de Brasil. En la mesa organizada por el Instituto Alana, en colaboración con la red global Our Kids Climate, participantes de diferentes orígenes —desde la Amazonía hasta el sur de Brasil— destacaron el papel de la infancia y la juventud en las respuestas a la emergencia climática. El debate, centrado en la protección de derechos, evidenció que las nuevas generaciones no quieren ser solo recordadas en las promesas de futuro: ya están en el centro de las consecuencias y de las acciones del presente.
La sesión comenzó con la intervención de Maya Mailer, cofundadora y codirectora del movimiento Mothers Rise Up e integrante de Our Kids Climate. “Vivimos en un mundo polarizado, a veces aterrador, pero traemos un superpoder a esta COP: el poder del amor y del cuidado que sentimos por nuestros hijos y por todas las niñas y niños”, afirmó.
Entre los testimonios presentados, destacó el de Mariana Menezes, madre y empresaria del movimiento Familias por el Clima, quien relató las inundaciones ocurridas en Río Grande do Sul en mayo de 2024, que afectaron a varias ciudades y dejaron a miles de personas sin hogar. “Cuando fui rescatada en helicóptero del tejado donde mi familia y yo estábamos atrapados, sentí rabia. Rabia al darme cuenta de lo poco preparados que estamos para enfrentar la crisis climática”, contó.
Vecina de Eldorado do Sul, una de las ciudades más afectadas, Mariana describió las pérdidas humanas y materiales causadas por la tragedia y criticó la lentitud de la respuesta pública. “Pagamos el precio de la crisis con el sufrimiento de nuestras familias y también con lo más valioso que tenemos: nuestra esperanza. Sigo enfadada porque los cambios no ocurren a la velocidad que la realidad exige”, afirmó.
También participante del panel, la joven indígena Taissa Kambeba, de 15 años, del estado de Mato Grosso, presentó una perspectiva proveniente de los territorios tradicionales. En su tercera conferencia sobre el clima, contó que creció acompañando el activismo de sus padres y que hoy actúa en defensa de la demarcación de su territorio.
“Desde pequeña aprendí a luchar. Enfrento el racismo cuando salgo de mi territorio para estudiar, pero sigo resistiendo porque quiero que las próximas generaciones no pasen por lo que yo pasé”, afirmó.
Taissa destacó la importancia de mantener viva la lengua y la cultura de su pueblo, a menudo amenazadas. “Ya dijeron que nuestro pueblo y nuestra lengua habían desaparecido, pero seguimos existiendo. La selva es mi territorio, y el cambio climático tiene todo que ver con él. Estoy aquí para recordar que resistir también es una forma de existir.”
Desde otro punto de la Amazonía, Laís Fleury, directora de Relaciones Institucionales del Instituto Alana, ofreció una reflexión sobre los desafíos que enfrentan las familias y las niñas y niños en las ciudades amazónicas, donde los impactos ambientales también se intensifican. Madre de Elena, describió la contradicción de vivir rodeada de ríos y no poder disfrutarlos.
“Mi hija quizá nunca pueda jugar en las aguas donde yo crecí. Casi todos nuestros ríos están contaminados, y hasta el aire que respiramos es de mala calidad. Lo peor es que no contamos con datos suficientes para medir el impacto de todo esto, y sin datos no hay manera de exigir derechos”, afirmó.
Laís defendió el derecho de las niñas y niños amazónicos a un ambiente saludable y destacó la importancia de la movilización local y del papel de las madres en los procesos de transformación. “Estar aquí es una forma de garantizar que la Amazonía urbana también sea escuchada. Queremos aire limpio, ríos limpios y el derecho a mantener viva nuestra relación con la naturaleza.”
A continuación, la joven Catarina Lorenzo, de 18 años, originaria de Bahía e integrante del programa Children for Nature Fellowship, de la Universidad de Florida, destacó el papel de la familia y de las nuevas generaciones en el activismo climático. “No importa la edad, el género o el origen. Si soñamos, podemos hacerlo realidad. Estoy aquí porque mi madre me enseñó a actuar por mí misma y a luchar por lo que creo.”
Para ella, el futuro de las políticas climáticas depende de la escucha y de la inclusión efectiva de las niñas, niños y jóvenes en los espacios de decisión. “Somos las más afectadas, pero también parte de la solución. Queremos ser vistas como prioridad en las decisiones.”
Representación infantil y juvenil va más allá de la simbología
Después de la mesa organizada por el Instituto Alana, Laís Fleury analizó los avances en la participación de niñas, niños y adolescentes en las conferencias climáticas, y la importancia de la juventud y de esta agenda para la conferencia.
“Creo que la participación de las niñas y los niños en esta COP está siendo cada vez más activa. Hoy tenemos mil millones de niñas y niños que viven en países de riesgo extremo. Hicimos un mapeo y hay 126 niñas y niños participando, y creo que ya tenemos algunos hitos en esta COP que traen la perspectiva de que esta es la COP de las niñas y los niños.”
Más allá de la declaración, el contexto confirma el cambio. Estudios muestran que 56 de los 64 países que presentaron sus Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC) mencionaron formalmente los derechos de niñas, niños y jóvenes —es decir, cerca del 88 % de ellos. Además, en Brasil existe un reconocimiento institucional de que la infancia y la adolescencia son prioridad en las políticas de adaptación climática.
Laís también subrayó que, en Brasil y en el mundo, las niñas y los niños deben dejar de ser vistos solo como víctimas de la crisis climática para ser considerados agentes de solución. “Las niñas y los niños son sujetos de derechos. No solo están impactados, también deben formar parte de las soluciones. Tienen mucho que decir, mucho que compartir y son parte de la solución.”
Este planteamiento cobra fuerza si se considera que, en el ciclo anterior de compromisos climáticos, la presencia infantil y juvenil en la elaboración de planes nacionales era poco sistemática. El avance registrado indica que, en la COP30, existe un entorno más propicio para que las voces de la infancia y la adolescencia pasen del público a la mesa de decisión.
Niñas en el centro de la solución climática
La ampliación de la participación infantil y juvenil señalada por Laís Fleury también encuentra eco en un movimiento paralelo: el fortalecimiento de la presencia de las niñas en los espacios de decisión sobre el clima. Durante la mesa, Déborah De Mari, fundadora de Força Meninas, destacó que la desigualdad de género se manifiesta con fuerza en las emergencias climáticas, afectando con mayor severidad a las niñas en situación de vulnerabilidad.
“Las niñas serán las más afectadas por la crisis climática, sobre todo aquellas que viven en contextos de vulnerabilidad. Pero ver a niñas conscientes de sus territorios, dispuestas a pensar soluciones, es crucial para construir nuevos futuros”, afirmó.
Para Déborah, incluir a las niñas en los debates ambientales es esencial no solo por la representatividad, sino porque amplía el repertorio de soluciones posibles. “Es importante que sean escuchadas para que otras niñas también se reconozcan como parte de sus territorios y como agentes de cambio y transformación”, explicó.
Força Meninas desarrolla programas de formación dirigidos a escuelas públicas, con foco en ciencia, tecnología e innovación, creando oportunidades concretas de inclusión social y económica. “No basta con concientizar; es necesario crear oportunidades. Las niñas no son el centro de la crisis, son el centro de la solución”, concluyó.
Juntas, estas voces reafirman que la COP de las niñas y los niños tiene rostro de niña. Una conferencia en la que el cuidado y la equidad se consolidan como parte fundamental de las soluciones para el planeta.
Esta nota fue producida por Amazônia Vox en el marco de la Cobertura Colaborativa Socioambiental de la COP30. Lea la nota original en: https://www.amazoniavox.com/noticias/view/461/a_cop_das_criancas_maes_e_meninas_mostram_que_o_futuro_nao_pode_esperar













