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Las Mineras aprovechan la COP30 para promover la explotación de minerales de transición energética como algo sostenible, pero los impactos de la minería quedan en segundo plano en las conferencias de la Zona Azul, donde se llevan a cabo las negociaciones oficiales de la Cumbre del Clima de las Naciones Unidas

Autora: Isabel Harari

El sector minero ha aprovechado la COP30 para presentar sus operaciones no solo como “sostenibles”, sino también como “esenciales” para la transición energética. Sin embargo, comunidades y organizaciones sociales alertan sobre los riesgos de la explotación de los minerales críticos, que ya han generado impactos en Brasil.

“No imagino una transición [energética] sin la minería”, afirmó Anderson Baranov, CEO de Norsk Hydro, en el primer día de la COP30, en Belém.

El entusiasmo ante el potencial brasileño en minerales críticos se hizo sentir en las mesas de la Zona Azul, área destinada a las negociaciones oficiales de la Conferencia del Clima de la ONU.

“Se ha dicho mucho que el agro es pop, pero la minería es top. Está en el centro de las discusiones que se están desarrollando”, señaló Baranov. 

“Hydro opera en Barcarena (PA), en la refinería Alunorte, una de las mayores instalaciones de extracción de aluminio del mundo. Este elemento forma parte de una lista de minerales considerados estratégicos para las industrias tecnológica y bélica, como el litio, el cobre y las tierras raras, entre otros.

Estos minerales son la base de componentes como baterías, paneles solares y vehículos eléctricos, fundamentales para la transición energética por reducir la dependencia de los combustibles fósiles (petróleo, carbón y gas natural), uno de los principales responsables del efecto invernadero.

“La minería es top, sin ninguna duda”, confirmó Marco Braga, vicepresidente del Proyecto Novo Carajás, de Vale. Ambos participaron en un panel promovido por la FIEPA, la Federación de Industrias del Estado de Pará, el lunes (10) en la Zona Azul.

La mayor minera del país, Vale, apuesta por ampliar la extracción de cobre en la región de Carajás, en Pará. “A medida que el mundo avanza hacia la electrificación y proliferan los centros de datos, aumenta la demanda de electricidad y, por consecuencia, de cobre”, afirmó Braga.

El hecho de que estos minerales sean considerados “estratégicos” por el gobierno federal hace que los proyectos de explotación reciban incentivos del poder público, tanto en materia de financiación como en los procesos de licenciamiento ambiental.

Es lo que ocurre en Pará, donde estos proyectos están recibiendo un tratamiento prioritario durante el proceso de licenciamiento en la Semas (Secretaría de Estado de Medio Ambiente y Sostenibilidad de Pará). “[La Secretaría] prioriza internamente aquellos [proyectos] que incorporan un componente mineral estratégico, que incluso contribuye a la transición energética”, explicó a Repórter Brasil el secretario adjunto del organismo, Rodolpho Zahluth Bastos.

La nueva cara del sector minero pone los impactos socioambientales en 2º plano

Hasta ahora, sin embargo, las comunidades que viven en el entorno de los proyectos de minería han quedado fuera de los debates promovidos por la industria en la COP30.

“Los pueblos indígenas siguen sin tener voz en las negociaciones”, dice Toya Manchineri, coordinador general de la Coiab (Coordinación de las Organizaciones Indígenas de la Amazonía Brasileña). A pesar de la participación récord de indígenas en la cumbre de la ONU, lamenta la falta de representatividad en las discusiones oficiales. “Solo somos mencionados. Quienes tienen voz son los representantes de los países, los diplomáticos”, afirma.

Para Elisangela Soldatelli, coordinadora del Programa Latinoamericano de Clima y Energía de la Fundación Rosa Luxemburgo, el sector minero no niega la creciente demanda por los minerales de la transición energética. “Lo que se oculta son las consecuencias socioambientales y territoriales de estos megaproyectos de infraestructura minera en los territorios”, evalúa.

Una investigación de Repórter Brasil identificó más de 7.700 solicitudes de explotación de minerales críticos en la Amazonía Legal. Una parte de ellas se encuentra muy cerca o incluso dentro de áreas de preservación o de territorios ocupados por comunidades tradicionales.

Es el caso de una solicitud minera de la empresa Brasmet, que obtuvo la autorización de la ANM (Agencia Nacional de Minería) para explotar tierras raras dentro de los quilombos Kalunga do Mimoso (Tocantins) y Kalunga (Goiás). La Justicia Federal  ordenó la suspensión de todos los procesos que afectan la parte goiana de este territorio.

La investigadora de la Fundación Rosa Luxemburgo también menciona como ejemplo las operaciones de litio en el Valle del Jequitinhonha, en Minas Gerais, donde los movimientos sociales denuncian violaciones de los derechos de las comunidades y de la legislación ambiental por parte de las empresas mineras.

En Barcarena, Hydro ya ha sido denunciada por comunidades locales por la contaminación de afluentes del río Amazonas. En 2025, la justicia neerlandesa inició el juicio de una demanda presentada por la Asociación Cainquiama, que representa a unos 11 mil habitantes de Barcarena y Abaetetuba, por contaminación y violaciones de derechos humanos. Según Hydro, la justicia neerlandesa rechazó todas las denuncias.

En cuanto a Vale, la empresa es objeto de una acción civil pública del MPF (Ministerio Público Federal) por  haber contaminado con metales pesados a los indígenas Xikrin de la Tierra Indígena Xikrin do Cateté, en el sudeste de Pará. El MPF sostiene que el problema fue causado por la mina de níquel Onça Puma, operada por una subsidiaria de Vale en la región de la Sierra de Carajás y licenciada por el gobierno estatal. El níquel es otro mineral considerado esencial para la transición energética. Vale niega que sus operaciones tengan relación con la contaminación del río Cateté y afirma que el tema ya fue “ampliamente analizado” por la Vara Federal de Redenção (PA).

“Algunas de estas empresas mineras se han apropiado del propio término ‘transición energética’, utilizándolo como si fuera equivalente a ‘transición energética justa’, un concepto que ya era empleado por organizaciones y que, desde nuestra perspectiva, también opera como una forma de maquillaje verde”, añade Soldatelli.

Este reportaje fue producido por Repórter Brasil, a través de la Cobertura Colaborativa Socioambiental de la COP 30. Lee el reportaje original aquí.

 

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