Scroll Top

Conozca más de veinte años de la agenda de género en la ONU Clima: hitos, retrocesos y los compromisos que Brasil debe cumplir con el nuevo Plan de Acción en la COP30.

 

Autora: Flávia Santos

 

Jefes de Estado, diplomáticos, negociadores y activistas de casi 200 países debatirán el futuro del planeta durante la 30ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Clima (COP30), que comienza hoy en Belém, estado de Pará, y se extenderá por dos semanas. El evento tiene lugar en medio de una crisis que ya no cabe en los múltiples alertas científicos y, mientras el mundo habla de metas de carbono y de transición energética, un tema permanece en los márgenes de los debates: el género.

Según la UNESCO, cerca del 80% de las personas desplazadas por el cambio climático y los desastres naturales son mujeres y niñas. También tienen 14 veces más probabilidades de morir después de un desastre natural. Sin embargo, quienes están entre las más afectadas por la crisis climática siguen siendo minoría en las mesas donde se definen las soluciones. Y esto no es nuevo. En este reportaje, el colectivo AzMina, medio feminista brasileño, presenta la trayectoria del debate de género en todas las conferencias y muestra cómo Brasil, anfitrión de la COP30, ha contribuido —o no— a ampliar esa discusión.

Seis años sin género en la agenda

La agenda de género ingresó oficialmente en las negociaciones climáticas de la ONU recién en 2001 —a pesar de que las conferencias existen desde 1995—, durante la COP7, celebrada en Marrakech (Marruecos), con la Decisión 36/CP.7. El texto reconocía la necesidad de garantizar la participación equitativa de las mujeres en todos los espacios de decisión vinculados con el clima. Parecía —y fue— un pequeño avance, pero durante casi una década la discusión prácticamente se estancó.

Entre 2002 y 2011, el tema de género casi desapareció de las discusiones formales, centradas en las metas de carbono, el mercado de emisiones y el financiamiento.

El asunto regresó oficialmente en 2012 con la Decisión 23/CP.18, que instaba a “promover el equilibrio de género y mejorar la participación de las mujeres en las negociaciones de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC)”.

En la práctica, el documento pedía que los países incluyeran a más mujeres en sus delegaciones oficiales y que la ONU recopilara datos desagregados por género sobre la composición de esos equipos, con el fin de monitorear el nivel de participación femenina. Fue entonces cuando el término gender balance —equilibrio de género— comenzó a cobrar mayor relevancia.

Dos años después, en 2014, este movimiento dio lugar a la creación del Programa de Trabajo de Lima sobre Género, el primer plan formal de la ONU sobre el clima. Inicialmente, el programa tendría una duración de dos años, pero fue ampliado en las conferencias posteriores, a medida que los países miembros de la Convención reconocieron que la igualdad de género aún estaba lejos de alcanzarse.

En 2019, durante la COP25, celebrada en Madrid, el programa entró en una nueva fase y adoptó un nuevo nombre: Programa de Trabajo de Lima Reforzado sobre Género y su Plan de Acción de Género. Esta etapa consolidó los avances previos y estableció un plan de acción con metas organizadas en cinco áreas: capacitación, liderazgo y equilibrio de género, coherencia de las políticas, implementación con perspectiva de género y monitoreo.

Ya en la COP29, celebrada en 2024 en Bakú (Azerbaiyán), las Partes decidieron prorrogar el Programa de Lima hasta 2035. También se acordó que un nuevo Plan de Acción de Género será elaborado y adoptado en la COP30, en Belém, con metas actualizadas y adaptadas.

Los planes no se concretan

Según una nota técnica (policy brief) publicada por la CMNUCC —sigla de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (en inglés, United Nations Framework Convention on Climate Change)— en noviembre de 2023, hubo avances formales en la integración del enfoque de género en las políticas climáticas. El documento señala que el 97,5 % de los Planes Nacionales de Adaptación (NAP), el 77,1 % de las Comunicaciones de Adaptación y el 75 % de las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC) presentadas hasta diciembre de 2022 mencionan la igualdad de género.

Las NDC son los compromisos que cada país presenta ante la ONU para reducir sus emisiones y adaptarse a la crisis climática. Deben actualizarse cada cinco años con metas más ambiciosas. Los NAP describen las medidas que cada país —especialmente los países en desarrollo— planea adoptar para enfrentar los impactos del cambio climático. Por su parte, las Comunicaciones de Adaptación son informes que muestran lo que los países están haciendo en esa materia y qué tipo de apoyo internacional requieren para fortalecer esas iniciativas

Sin embargo, el informe destaca que la mayoría de esas menciones aún no se traducen en acciones concretas. Solo la mitad de las NDC, por ejemplo, incluye medidas de adaptación con enfoque de género.

En la práctica, faltan financiamiento, mecanismos de seguimiento y políticas que transformen esos compromisos en acciones efectivas. El International Institute for Environment and Development (IIED) resume el panorama señalando que el avance hacia el equilibrio de género en las negociaciones climáticas es «lento, constante — pero insuficiente».

Las mujeres siguen en el centro de la crisis

Esa lógica de exclusión se repite en la propia COP30: aunque las mujeres negras representan el 28 % de la población brasileña, solo Jurema Werneck fue nombrada por la presidencia de la Conferencia entre los 22 enviados nacionales.

Las cifras también muestran por qué esto es un problema. Según la ONU, se estima que cuatro de cada cinco personas desplazadas por desastres climáticos son mujeres y niñas. ONU Mujeres, en 2023, también señaló que «aunque la participación de las mujeres en las delegaciones nacionales ante las COP aumentó del 30 % al 35 % entre 2012 y 2022, la proporción de delegaciones encabezadas por mujeres disminuyó ligeramente, del 21 % al 20 % en el mismo período».

Bridget Burns, directora de la Women’s Environment and Development Organization (WEDO) —una de las organizaciones de referencia mundial en la defensa de los derechos de las mujeres en las negociaciones climáticas— afirmó a AzMina que «no es posible lograr una acción climática eficaz sin colocar la igualdad de género en el centro».

Un análisis de los discursos de las COP hasta la edición 26, realizado por ONU Mujeres, mostró que pocos países abordan el tema con seriedad. El país caribeño Santa Lucía, por ejemplo, fue el único que mencionó el género y la acción climática en las COP24, COP25 y COP26. Sri Lanka, Nepal, Ghana y el bloque de la ASEAN (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático) también comentaron con cierta frecuencia.

Entre las grandes potencias, el tema sigue casi ausente. Género suele aparecer junto a palabras como vulnerable y crítico. En cambio, términos como apoyo, bueno y sostenible, que habían aumentado de la COP24 a la COP25, disminuyeron de la COP25 a la COP26 —quizá en parte debido a la pandemia, según la ONU—.

Comprender quién habla de género y quién no, y cómo se aborda el tema en las negociaciones climáticas, ayuda a dimensionar la magnitud del problema. ¿Por qué sigue considerándose un asunto extra y no parte de la solución? ¿Y qué cambia, en la práctica, para quienes viven en la primera línea de la crisis?

Para Bridget, «el mayor obstáculo para el avance de la agenda de género es la falta de recursos. Muchos países en desarrollo tienen voluntad política, pero carecen de financiamiento y de estructura para hacer que ese trabajo llegue a las comunidades».

Cómo debe aparecer el tema de género en la COP de Belém

La expectativa para la COP30, que comienza hoy, es que esté marcada por una movilización inédita en torno a la agenda de género y la justicia climática. En abril de este año, el Ministerio de las Mujeres creó el Grupo de Trabajo Mujeres en la COP30, mediante la Resolución n.º 61/2025, con el objetivo de formular, coordinar y elaborar estrategias técnicas y políticas.

Entre las acciones previstas figuran la articulación con socios nacionales e internacionales para garantizar la presencia de mujeres diversas en la conferencia, la promoción de actividades culturales y políticas en el Pabellón de las Mujeres y la exposición Planeta Hembra, orientada a valorar el protagonismo femenino en la agenda ambiental. El grupo también deberá presentar un informe final con recomendaciones a la ministra Cida Gonçalves.

Además, la primera dama Rosângela Lula da Silva, conocida como Janja, fue nombrada enviada especial para el tema de las mujeres en la COP30. Su función es articular acciones de participación y garantizar que las voces femeninas —especialmente las de mujeres negras, indígenas y ribereñas— estén representadas en las discusiones oficiales.

En actos públicos, Janja ha reiterado esa misión. Durante la 2.ª Plenaria del Consejo Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional (Consea), afirmó que la COP30 será una oportunidad para «llevar la voz de las comunidades, de los pueblos tradicionales, de las quilombolas y de las mujeres» a las mesas de decisión.

Las organizaciones de la sociedad civil también ven en la COP30 una oportunidad para avanzar en esa agenda. El Geledés – Instituto de la Mujer Negra sostiene que la transición justa debe ser antirracista, feminista y anticapitalista, capaz de enfrentar las desigualdades estructurales que sostienen la crisis climática.

Para el Geledés, la inclusión de la población afrodescendiente en los borradores de los documentos del Plan de Acción de Género y del Programa de Transición Justa fue un hito histórico, resultado de una movilización conjunta entre el Estado brasileño y organizaciones negras nacionales e internacionales. El desafío ahora es garantizar que esas menciones permanezcan en los textos finales y se traduzcan en políticas concretas durante las negociaciones en Belém.

«El mayor logro de Brasil es abrir espacio para conversaciones que antes eran imposibles», afirma Bridget Burns. «Es la primera vez que vemos una presidencia de la COP decir abiertamente que necesitamos hablar de mujeres afrodescendientes y de raza. Eso cambia el tono de la conferencia». 

_____

Este reportaje fue producido por AzMina, en el marco de la Cobertura Colaborativa Socioambiental de la COP30. Lea el reportaje original en https://azmina.com.br/reportagens/de-marraquexe-a-belem-a-trajetoria-da-pauta-de-genero-nas-cops/?swcfpc=1

Entradas relacionadas

Privacy Preferences
When you visit our website, it may store information through your browser from specific services, usually in form of cookies. Here you can change your privacy preferences. Please note that blocking some types of cookies may impact your experience on our website and the services we offer.