Ausencia de los Estados Unidos en la COP30 agrava el estancamiento financiero sobre las metas climáticas
Fred Santana – Revista Cenarium
Versión al español: Leandro Roberto Manera Miranda / Verso Tradutores
BELÉM (Brasil) – La ausencia oficial de los Estados Unidos (EE. UU.) en las negociaciones formales de la COP30 cobró protagonismo en la conferencia de prensa de la Red de Acción Climática de los Estados Unidos, realizada este lunes 17, durante el séptimo día del evento climático en Belém do Pará. Representantes de organizaciones estadounidenses afirmaron que, aun sin una delegación gubernamental presente, el país “proyecta una sombra” sobre las discusiones y agrava el bloqueo en temas centrales como el financiamiento climático y las pérdidas y daños.
Para Brandon Wu, de ActionAid USA, la obstrucción histórica de los EE. UU. en materia de financiamiento climático explica por qué temas como la adaptación y las pérdidas y daños siguen paralizados. “El país no está aquí, pero está proyectando una larga sombra sobre estas negociaciones”, declaró, señalando que la postura estadounidense ha influido en que otros países desarrollados eviten asumir compromisos financieros firmes.
Wu afirmó que la falta de recursos es, en este momento, el mayor obstáculo de la conferencia. “Sin apoyo, sin financiamiento, la ambición es imposible en muchas partes del mundo”, dijo. Destacó que el nuevo fondo de pérdidas y daños, anunciado en el primer día de la COP, cuenta con apenas US$ 250 millones, mientras las necesidades anuales de los países del Sur Global ascienden a cientos de miles de millones. Según él, “es una gota en el océano”, subrayando que los países ricos “no han cumplido históricamente, no cumplen ahora y dan todas las señales de que no van a cumplir”.
Representantes de organizaciones estadounidenses afirmaron que el país “proyecta una sombra” sobre las discusiones, aun sin representantes oficiales en la COP30. (Fred Santana/CENARIUM)
La crítica se extiende a la política interna de los EE. UU. Wu recordó que “nuestro gobierno inventó unilateralmente la meta de US$ 100.000 millones y también inventó las reglas de cómo ese dinero sería contabilizado”, señalando que los Estados Unidos “han dicho repetidamente que no hay dinero, cuando sabemos que eso no es cierto”.
Brandon citó como ejemplo los US$ 200.000 millones gastados por el país este año en acciones de deportación, en contraste con los US$ 17 millones destinados al fondo de pérdidas y daños. “Es una broma cruel comparado con el lugar donde nuestro gobierno realmente pone dinero”, afirmó.
Críticas al legado climático y político de los EE. UU.
Rachel Cleetus, de la Union of Concerned Scientists, reforzó que la insuficiencia de compromisos de los grandes emisores, incluidos los Estados Unidos, deja al planeta cerca de superar el límite de 1,5 °C. “Estamos aquí por la acción insuficiente de los líderes políticos, incluidos los nuestros”, explicó, defendiendo que una transición energética justa requiere el fin de los combustibles fósiles.
Rachel Cleetus, de la Union of Concerned Scientists (Reproducción)
Gemma Carolina Gutierrez, de Youth N’ Power, evaluó que los EE. UU. siguen ausentes no solo físicamente, sino también moral y políticamente. “Su ausencia permanece como una sombra política”, comentó, alegando que el país evita reconocer daños históricos y reproduce desigualdades que recaen sobre poblaciones negras, indígenas y migrantes. “Las soluciones reales no surgen de instituciones que no reconocen el daño en primer lugar”, afirmó Gutierrez, subrayando que los movimientos comunitarios desarrollan respuestas concretas dentro y fuera de los Estados Unidos.
Reivindicaciones por reconocimiento y reparación
La activista Cheryl Kwapong, de The Chisholm Legacy Project, enfatizó que las comunidades afrodescendientes, históricamente afectadas por desigualdades ambientales, deben ser reconocidas como un grupo constituyente formal dentro de la ONU.
“Las personas afrodescendientes merecen un lugar en la mesa cuando pensamos en esta COP”, afirmó. Recordó que “la nación estadounidense fue construida sobre la esclavitud y sobre las espaldas de pueblos esclavizados”, exigiendo un compromiso real del gobierno de los EE. UU. con la reparación y la participación.
Kwapong destacó que estas poblaciones enfrentan impactos climáticos que van desde el Caribe hasta el delta del Misisipi, desde el Amazonas hasta Nigeria, pero también lideran soluciones locales. “Somos resilientes por naturaleza; sobrevivimos al tráfico de esclavos, al apartheid y a la opresión”, dijo, afirmando que esperan salir de la COP con medidas concretas y no solo discursos.
Cerrando la conferencia de prensa, Brandon Wu sintetizó el papel de los EE. UU. en las crisis actuales. “El Acuerdo de París no está fallando; está haciendo exactamente lo que fue diseñado para hacer”, afirmó. “Quienes están fallando son los gobiernos del Norte Global, que no cumplen sus obligaciones mientras planean nuevas expansiones fósiles, como los Estados Unidos”, criticó. Wu concluyó diciendo que las reformas necesarias comienzan “en casa, en nuestros propios gobiernos”, y no en la arquitectura multilateral.
La ausencia de los Estados Unidos aumenta las incertidumbres en la COP30
Los inventarios anuales de la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA) muestran que el país se mantiene, desde hace más de tres décadas, entre los mayores emisores de gases de efecto invernadero del mundo, liberando entre entre 5.500 y 6.700 millones de toneladas de CO₂ equivalente por año desde 1990.
Brandon Wu recordó que los EE. UU. gastan más en deportación que en el fondo de pérdidas y daños ambientales. (Fred Santana/CENARIUM)
Considerando el total histórico desde la Revolución Industrial, investigaciones internacionales indican que los Estados Unidos son responsables de cerca de una cuarta parte de las emisiones acumuladas del planeta, lo que convierte al país en uno de los principales responsables del calentamiento global observado hasta hoy.
Ese peso histórico fue uno de los motivos que llevaron a los EE. UU. a presentar, en 2015, su primera contribución nacional en el marco del Acuerdo de París, con la meta de reducir entre un 26 % y un 28 % sus emisiones para 2025 en comparación con 2005. En ese momento, el compromiso era considerado una pieza central para la ambición global, ya que el país emitía por sí solo más que continentes enteros.
El contexto cambió cuando la administración Trump anunció la retirada formal del Acuerdo, medida que se hizo efectiva en 2020 y que fue retomada en 2025, tras una nueva victoria electoral, interrumpiendo nuevamente las políticas climáticas federales y bloqueando iniciativas de financiamiento climático internacional.
Analistas de Greenpeace durante la COP30 en Belém. (Fred Santana/CENARIUM)
Cuando regresaron al Acuerdo en 2021, los Estados Unidos presentaron una meta más ambiciosa: reducir entre un 50 % y un 52 % las emisiones para 2030 y alcanzar la neutralidad de carbono en 2050, según lo detallado en la Estrategia de Largo Plazo del gobierno.
Datos oficiales muestran que el país aún está lejos de la trayectoria necesaria para cumplir ese objetivo. En 2022, por ejemplo, las emisiones estaban aproximadamente un 15 % por debajo de los niveles de 2005, cuando deberían estar cerca del 30 % para mantener la alineación con el límite de 1,5 °C.
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Esta nota fue producida por Revista Cenarium, en el marco de la Cobertura Colaborativa Socioambiental de la COP30. Lea el texto original en https://revistacenarium.com.br/ausencia-dos-eua-na-cop30-amplia-impasse-financeiro-sobre-metas-climaticas/















